viernes, 6 de junio de 2008

Acción tecnológica

El concepto de homo faber de Hannah Arendt
Partimos de la idea de ser humano como ser dotado de capacidad para proyectarse sobre el mundo, ya sea a través de trabajo, de actos o de palabras, produciendo cosas que aspiran a ser imperecederas, al menos en cierto grado, con el fin de encontrar a través de ellas su lugar en el cosmos. Así pues, el humano crea de continuo sus propias y autoproducidas condiciones que, a pesar de ser producto del propio hombre, poseen el poder condicionante de las cosas naturales. Resalto el empleo del el término condicionante para distinguirlo del término determinante, pues, en cualquier caso no existe condición absoluta por parte de la naturaleza a modo de determinación. Esta peculiaridad define al homo faber (frente al concepto homo sapiens que hace hincapié en la capacidad intelectual) como el hombre que fabrica, que produce cosas nuevas para procurarse mejores condiciones, o simplemente diferentes condiciones a las que la naturaleza proporciona, pues no se conforma con lo que esta le da.
Mediante el proceso de fabricación, las manos humanas arrancan a la naturaleza la materia prima para crear el artificio pues el hombre productor actúa como un destructor de la naturaleza; su comportamiento es el de señor y amo de toda la tierra, una especie de dios que en lugar de crear de la nada ex nihilo, crea a partir de una determinada sustancia; Arendt alerta acerca de los peligros que supone ésta capacidad de violentar la naturaleza: pues no hay ninguna opción para dudar de nuestra capacidad de lograr todos los cambios, pero tampoco hay ninguna para dudar de nuestra capacidad de destruir toda la vida sobre la tierra.
El proceso de la fabricación está determinado por las categorías de medios y fin. La cosa producida es un producto final en el doble sentido de que por un lado el proceso de producción termina en él (según Marx el proceso termina en el producto) y por otro sólo es un medio para producir este fin ( lo que persigue el proceso es la consecución del producto final y nada más)
Del empleo de útiles y de técnicas surge la más básica experiencia de instrumentalidad, pues determinan todo el trabajo y la fabricación. En el proceso de fabricación se puede considerar que el fin justifica los medios, más aún, los produce y organiza; el fin justifica la violencia ejercida sobre la naturaleza para obtener la materia prima de ella como la madera justifica la muerte del árbol. Marx definió el trabajo como metabolismo del hombre con la naturaleza, en cuyo proceso el material de la naturaleza se adapta a las necesidades humanas mediante la manipulación..
En función del producto final se diseñan los útiles y se ajustan las técnicas, y el mismo producto final organiza el propio proceso de trabajo; durante el proceso de trabajo todo se juzga en términos de conveniencia y utilidad para el fin deseado y para nada más. Es la razón instrumental la que está a la base y organiza esta tipo de acciones productivas como veremos seguidamente.
Así pues el homo faber se caracteriza por instrumentalizar y su instrumentalización implica una degradación de todas las cosas en medios, su pérdida de valor intrínseco de manera que al final todas las fuerzas y recursos de la naturaleza pierden su valor debido a que la experiencia de la fabricación se generaliza estableciendo la utilidad como modelo para la vida y el mundo de los hombres. La instrumentalización produce pues una devaluación de la naturaleza.
Del mismo modo que la acción del trabajo o producción transforma la naturaleza, también lo hace con la sociedad, pues ejerce una influencia decisiva en el modo cómo se organiza dicha sociedad, constituyendo un factor de primer orden en la dinámica social. Este aspecto constituye el fundamento de determinadas teorías filosóficas como es el caso del marxismo.
Tanto para Hegel como para Marx, el concepto de trabajo resulta fundamental en su filosofía. Para Hegel la división del trabajo y la interdependencia general del trabajo individual son determinantes en la configuración del Estado y de la sociedad.
Marx parte de la constatación de que en la producción y mediante el trabajo el hombre entra en una serie de relaciones sociales necesarias para su supervivencia individual y social.
Para contextualizar el pensamiento de Marx debemos ubicarnos en plena revolución industrial en la Europa del siglo XIX, en un momento en que la antigua burguesía se ha transformado en burguesía industrial, y por lo tanto es la clase social que posee las fábricas y recursos económicos, lo que Marx dará en llamar los medios de producción, por otro lado se da el caso de una mayoría de proletarios, o personas que trabajan a cambio de un salario. Las condiciones de éstos asalariados resultaban especialmente penosas (entre otras condiciones como la insalubridad en el puesto de trabajo, los sueldos míseros, etc..) por la situación que determinaba la servidumbre de hombres respecto a máquinas, de hombres convertidos en medios a favor de la producción, ajenos al resultado de su propio trabajo, y por ello alienados. Una de las consecuencias directas de este sometimiento a la máquina fue el fenómeno del luddismo o destrucción de máquinas por parte de grupos de trabajadores que consideraban que las éstas acabarían con su trabajo y su dignidad.
Las relaciones entre trabajadores y propietarios de los medios de producción mediante el intercambio trabajo-salario, son lo que Marx decide llamar relaciones de producción, constituyen la estructura económica de la sociedad. Así llega a la siguiente conclusión en que se resume la tesis principal del materialismo histórico: “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su conciencia”
En la historia se han sucedido una serie de estadios resultantes del modo de producción vigente en cada momento, son los siguientes; primitivo, esclavista (en la antigua Grecia y Roma), el feudal (edad media) y el capitalista (sociedades modernas).
El progreso científico y técnico se convierten conforme avanza la modernidad en aliados cada vez más férreos de la producción, y mayor resulta el impacto de ésta sobre la sociedad y sus estructuras como Marx puso de relieve acertadamente.
Pero antes de hacer una reflexión filosófica que cuestione qué implicaciones tiene el momento actual de desarrollo técnico y tecnológico en nuestra sociedad, es decir, cuáles son las repercusiones que tiene en la sociedad y viceversa, intentaremos aclarar primero en qué consiste el desarrollo de la técnica, lo que supone determinar minimamente que es la técnica y cómo se ha desarrollado a lo largo de la historia.
A la pregunta de qué es técnica y tecnología? Contestaremos que etimológicamente el vocablo técnica procede del griego techné y a modo de saber hacer designaba un conjunto de procedimientos y habilidades que siguen ciertas reglas establecidas y mas o menos codificadas para hacer algo en función de un determinado fin, o de otra forma podíamos definirla como conjunto de reglas aptas para dirigir eficazmente una actividad. En un sentido general todo medio para conseguir un propósito.
En su acepción clásica no se daba distinción alguna entre técnica y arte, es a partir del renacimiento que se comienzan a diferenciar las artes liberales y la artesanía. También es en éste momento en el que empieza a producirse una aplicación cualitativamente mayor de la ciencia a la técnica. A las técnicas que incorporan conocimientos y métodos científicos en su diseño y desarrollo se les denomina tecnología, siendo la tecnología, de éste modo la vía de entrada de la ciencia en el mundo de la vida, según dirá Habermas.
En su avance, ciencia y tecnología caminan parejas, pues, si la tecnología aplica los conocimientos científicos, la ciencia emplea las producciones técnicas y produce nuevos fenómenos que la ciencia desarrolla como por ejemplo la termodinámica que surge con el descubrimiento de la máquina de vapor.
En cuanto al propósito de la técnica se podría decir que es la supervivencia humana, según se veía en el mito de Prometeo.
El hombre no tiene abrigo ni dotación biológica con que protegerse (desprovisto e inerme) por lo que se las tiene que proporcionar el mismo, siendo necesario, por tanto, para la supervivencia y bienestar de cualquier grupo humano el desarrollo de los medios técnicos. Para ello, la técnica debe dominar la naturaleza, como diría Bacon, lo que es posible gracias al saber teórico, demostrándose su utilidad práctica a través de la aplicación técnica que transforma la sociedad.
Técnica y la tecnología y sus problemas
El renacimiento y la ilustración contemplan la aparición de la actitud optimista hacia la técnica, optimismo formulado por Francis Bacon (1561-1626) como exaltación de la acción frente a la contemplación, de la praxis frente a la teoría, que conduce a la reivindicación de la técnica.
El dominio de la naturaleza mediante el trabajo y la técnica motiva una sentimiento de poder y orgullo en el hombre, que se piensa co-creador, pues la naturaleza también es vista como una inmensa máquina, (la máquina se convierte en la gran metáfora que preside cierta concepción de la naturaleza), el mismo hombre es una máquina.
A la victoria efectiva de la ciencia y la técnica gracias a la revolución industrial, y frente a este optimismo o júbilo técnico heredero de la ilustración, que veía la técnica como el motor del progreso de la humanidad, pronto apareció una reacción romántica que advertía de los efectos perniciosos de ella sobre las grandes masas sociales. Un ejemplo claro de esta reacción se encuentra en los discursos de J. J. Rousseau, quien considera que la técnica pervierte al hombre natural: “En este nuevo estado [las necesidades de supervivencia cubiertas por el desarrollo técnico], con una vida simple y solitaria, con necesidades muy limitadas y los instrumentos que habían inventado para satisfacerlas, los hombres gozando de un grandísimo ocio, lo emplearon procurarse muchos tipos de comodidades desconocidas de sus padres; éste fue el primer yugo que se impusieron sin pensar en ello y la primera fuente de males que ellos prepararon para sus descendientes;... degeneraron al mismo tiempo [que ablandaban el cuerpo y el espíritu] en verdaderas necesidades, la privación se volvió mucho más cruel que dulce era su posesión” (“Origen de la desigualdad”).
Pero las críticas más duras hacia el poder de dominio de la técnica se dan en el siglo XX con la escuela de Frankfurt cuyos miembros afirmaron que el dominio del hombre sobre la naturaleza no es más que la antesala del dominio de unos hombres sobre otros, de unas sociedades sobre otras. Por ello no es de extrañar que muchos de los avances técnicos fundamentales, desde el desarrollo de las catapultas, hasta los misiles, se hayan efectuado a raíz de necesidades militares, no es casual el que se inventara antes la ametralladora que la máquina de escribir (como si fuese prioritario matar rápido a escribir rápido..) En este sentido es preciso notar que la misma técnica nunca es plenamente neutral como los filósofos esta escuela ya denunciaron a principios del siglo XX.
Los filósofos de la escuela de Frankfurt inciden en criticar el triunfo de la razón instrumental y la consiguiente esclavización del hombre por parte de la técnica, en lugar de servirle para realizarse como ser humano. Qué tipo de razón es esta a la que se refieren los filósofos críticos, que está a la base de la crítica social contenida en sus teorías lo veremos a continuación de la mano de Habermas (segunda generación de esta corriente filosófica).
CRÍTICA A LA RAZÓN INSTRUMENTAL
Según el sociólogo Max Weber, la racionalización de la vida de los individuos y de las sociedades que ha producido el proceso generalizado de modernización queda caracterizada como un triunfo de lo que, siguiendo a Weber la teoría crítica de la escuela de Frankfurt denominará razón instrumental.
Atendiendo al tipo de racionalidad que orienta la acción productiva y la técnica, es decir, el trabajo, la técnica y la tecnología, se denomina razón instrumental a aquella que busca los instrumentos, que selecciona los medios que hay que poner en práctica para conseguir un determinado fin y se resume en la fórmula correspondencia entre medios y fines.
La racionalización de la vida que apunta Weber se consiste en que se sabe o se cree que en cualquier momento en que se quiera se puede llegar a saber que, por tanto, no existen en torno a nuestras vidas poderes ocultos e imprevisibles, sino que, por el contrario, todo puede ser dominado mediante el cálculo y la previsión. Esa intelectualización de la vida posee la lógica del ideal científico: la experiencia científica implica una predicción que nos permite controlar la experiencia. Pero esa lógica convertida en creencia se aplica no sólo al dominio técnico de la naturaleza, sino a la sociedad y a la racionalización de la propia vida. El resultado no es otro que el nivel de frustración en las modernas sociedades post industriales alcanza cotas desconocidas hasta ahora, del mismo modo que lo hace el progreso tecnológico. Si la pregunta por qué modelo de sociedad y de ser humano queremos conseguir es respondida por la racionalidad científico técnica, el ser humano renunciará a aquello que le hace esencialmente humano, como ser capaz de darse razones a sí mismo.
Max Weber, pues, es quien introduce el término racionalidad referido a la forma de la actividad económica capitalista, del orden social que rige y de la dominación burocrática. Al mismo tiempo que esto ocurre se da la industrialización del trabajo, con la consecuencia de que los ya citados criterios de acción instrumental penetran en otros ámbitos de la vida. Así pues, según Weber, la racionalización de la sociedad depende de la institucionalización del progreso científico y técnico.
El filósofo Jurgen Habermas , en su artículo Ciencia y técnica como ideología analiza a partir de las tesis del sociólogo Max Weber ese tipo de racionalidad subyacente al quehacer técnico que se extrapola al quehacer social. Pues como ya he reseñado, existe una conexión inmanente entre técnica y estructura de la acción racional con respecto a fines, si entendemos el éxito de la acción como una asociación de decisión racional y de acción instrumental, entonces cabe reconstruir la historia de la técnica desde el punto de vista de una objetivación de la acción racional con respecto a fines. Para Habermas, técnica es aquella actividad humana destinada a transformar la naturaleza y dominarla como si se tratara de un objeto; la naturaleza se rebaja a categoría de simple objeto y material de transformación sin tener en cuenta ni respetar su integridad.
Por ideología entenderemos aquel conjunto de postulados que (en un sentido marxista) se emplean como medio de control y mantenimiento de una situación social concreta.
Podemos según Habermas cifrar la evolución de la técnica según las tareas que progresivamente ha ido asumiendo; primero son reforzadas y sustituidas las funciones del aparato locomotor (transporte), después la producción de energía, más tarde las funciones del aparato de los sentidos y finalmente las funciones del centro de control: el cerebro.
Si tenemos presente que la evolución de la técnica obedece a aquella lógica que responde a la estructura ya citada de acción racional con respecto a fines, que a su vez responde a la estructura del trabajo, entonces no se ve cómo podríamos renunciar a la técnica, nuestra técnica sustituyéndola por una cualitativamente distinta mientras no cambie la organización de la naturaleza humana y mientras tengamos que vivir del trabajo y valiéndonos de los medios que sustituyen al trabajo.
Marcuse, en El hombre unidimensional propone una actitud alternativa frente a la naturaleza; en lugar de tratarla como un objeto a disposición del hombre (al modo marxista), se la debería considerar como interlocutor en una posible interacción. En lugar de la naturaleza explotada por la mano del hombre, buscar la naturaleza fraternal. A nivel de una intersubjetividad todavía imperfecta podemos suponer subjetividad a los animales, a las plantas y comunicar con la naturaleza en lugar de limitarnos a trabajarla, a explotarla cortando la comunicación, pero para ello es preciso que la comunicación entre los seres humanos se libere de todo dominio. Solamente cuando los hombres comuniquen sin coacciones, y cada uno pueda reconocerse en el otro, entonces podrá la especie humana reconocer a la naturaleza como sujeto y no como objeto.
De modo que la alternativa a la técnica existente; el proyecto de una naturaleza como interlocutor en lugar de cómo objeto, hace referencia a un tipo de acción diferente a la acción instrumental; es la estructura de la acción simbólicamente mediada, que es diferente de la acción racional con respecto a fines, aunque ambas se presentan como proyecciones del trabajo y el lenguaje.
Para cambiar pues el sentido de la técnica y la ciencia contemporáneas, es necesario cambiar el concepto de trabajo. Si esto se hace, se podrá considerar a la naturaleza como algo vivo, como un sujeto. Ello implica un cambio de racionalidad que no hará de la técnica y ciencia modernas una ideología de dominación, sinó una actividad verdaderamente simbólica.
Para Habermas existen tres posibles tipos de acción, y son los siguientes;
Acción instrumental: aquella que se orienta por reglas técnicas que descansan sobre saber empírico y que implican también pronósticos sobre sucesos observables, ya sean físicos o sociales. Supone un saber sobre medios.
La acción estratégica o elección racional se orienta de acuerdo con estrategias que descansan en un saber analítico, pues implican deducciones de reglas y máximas generales.
Pero mientras que la razón instrumental organiza unos medios que pueden resultar adecuados o inadecuados según criterios de control de la realidad, la acción estratégica solamente depende de la valoración correcta de las alternativas de opción posible. Así pues el comportamiento incompetente que no aplica bien reglas técnica o estratégicas está condenado al fracaso al no poder conseguir lo que pretende.
La razón comunicativa es aquella interacción simbólicamente mediada que se orienta de acuerdo a normas intersubjetivamente vigentes que definen expectativas recíprocas de comportamiento y que tienen que ser entendidas y reconocidas por lo menos por dos sujetos agentes.
A continuación, y siguiendo a Habermas representaré el cuadro esquemático que define los distintos tipos de acción y los ámbitos que le son propios.
Interacción simbólicamente mediada
Acción racional respecto a fines: instrumental y estratégica
(Aquí va el esquema que copiasteis en clase).
El sistema capitalista y su forma de producción constituyen un mecanismo que garantiza permanentemente la extensión de los sistemas de acción racional respecto a fines, y con ello socava la superioridad tradicional de las instituciones sociales frente a las fuerzas productivas. El capitalismo ha institucionallizado un crecimiento económico que se autorregula, y que por ello no está exento de periodos de crisis.
Otra de las características del capitalismo más reciente es la cientifización de la técnica, que se convierte en tecnología; se da una presión para elevar la productividad del trabajo por medio de la introducción de nuevas técnicas; la ciencia y la técnica devienen la primera fuerza productiva. Ciencia aplicada y tecnología devienen objetos preciados de comercio con un poder sobre la economía sin precedente.
Las variables del sistema se definen en torno a los siguientes parámetros;
1.-progreso casi autónomo de la ciencia y la técnica
2.-progreso económico que depende del anterior
Se produce un progreso cuasi-autónomo de la ciencia y la técnica del que a su vez dependerá el progreso económico del sistema. El resultado es un estado de cosas en el que la evolución del sistema social parece estar determinada por la lógica del progreso científico y tecnológico. “ los modelos cosificados de la ciencia transmigran al mundo sociocultural de la vida y obtienen allí un poder objetivo sobre la autocomprensión”. Denominaremos a esta postura tecnocracia. Lo peculiar de esta ideología consiste en que aparta la autocomprensión de la sociedad del sistema de referencia de la acción comunicativa y de los conceptos de la interacción simbólicamente mediada y los sustituye por un modelo científico y tecnológico. De paso, la autocomprensión culturalmente determinada del mundo social de la vida se sustituye por la autocosificación de los seres humanos bajo las categorías de la acción racional con respecto a fines y del comportamiento adaptativo.
Por consiguiente podemos afirmar que se produce un retroceso de la esfera de la interacción mediada lingüísticamente bajo la presión de la acción racional respecto a fines, con las consiguientes consecuencias.
Las tesis de Habermas van unidas a una exigencia de transformación urgente de la sociedad y de la acción social en torno al concepto de diálogo y de comunicación
No podemos pasar por alto el hecho de que nos hallamos inmersos en una revolución tecnológica, la informática; si con la revolución industrial las máquinas pasaron a realizar los trabajos físicos, con la revolución informática las máquinas también se ocupan de las tareas inteligentes.
La tecnología informática y su desarrollo genera nuevas formas de alineación, como bien expone el sociólogo Sennet en su libro La corrosión del carácter, donde explica cómo los ordenadores han asumido tareas que antes solamente realizaba un profesional cualificado. Para ilustrar su teoría pone un ejemplo: el de una pequeña panadería en Brooklyn, antes regentada por trabajadores de origen griego, especialistas en fabricar con esmero su producto durante generaciones, pero qué ocurre con su negocio a día de hoy?. Pues sencillamente que el pan y su proceso de fabricación se controla por mecanismos informáticos, desde la temperatura del horno hasta el tiempo de cocción, todo está estipulado, de modo que las personas que trabajan allí no tienen la menor idea de cómo hacer pan, limitándose a oprimir determinadas teclas. Una de las consecuencias más importantes de ello es que genera por un lado una desvinculación absoluta del trabajador respecto a su producto, y por otro lado este trabajador, por carecer de cualificación puede ser sustituido sin ningún problema por otro con la consiguiente precariedad en el empleo y absoluta desdignificación del puesto de trabajo. Esta situación se da en un ámbito que ya no es el de la fábrica o cadena de producción; los avances informáticos permiten la realización industrial de tareas que hace un lustro hubiese resultado impensables

6 comentarios:

ElGaydeZahira dijo...

hola hola, no me gusta tu blog porque la filosofía no sirve para nada jeje, por cierto se escribe Acción no Accón ;).
am que te iba a decir que sales muy favorecida en la foto que edad tienes 22? pareces joven (L) pero no me molas me van los tios homo, para todo el que me lea busco novio!! soy de alaquás, no me importa transportarme.

asdasd dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Vaya nmierda de blog y sobre todo vaya mierda de filosofia nose xk es obligatoria xk no sirve para nada solo para k a los k no se les de bien suspendan x vuestra culpa :D:D:D

Álvaro dijo...

Di k si DS tienes razon la filo no sirve para nada, k mas da lo k pensaran 4 capullos viejos :S
En fin dejo aki mi marca y k la gente vea k la filo tb llamada mierda asignatura, no sirve para nada.

Anónimo dijo...

espero k no borren los comentarios xk tenemos derecho a opinar ¿o no es esto la filosofia? :D
Pues eso opino k es una puta mierda k no sirve pa naaaaaaaaaaaaaaaaaaa, y si ati te gusta amargarte la vida estudiando esa puta mierda no la pongas obligatoria para k todos nos jodamos. es como si yo te obligo a estudiarte todo lo relacionao con el futbol xk ami me guste

Álvaro dijo...

Otra verdad Ds, weno de parte de un amigo y mio tb, wenos mal k kitan 1 hora de filosofia, x fin se dan cuenta de k no sirve pana, pero aun tienen k kitar otras 2 XDD